jueves, 24 de septiembre de 2020

EL GATO PIJI EN EL RÍO BOROSA

 EL GATO PIJI EN EL RÍO BOROSA

Para terminar las vacaciones decidimos hacer una última excursión. Pero ¿a dónde iríamos? Hay tantos sitios, que al final nos decidimos por ir al Río Borosa. Así haríamos una primera incursión para una posterior visita con Jesús, María y sus peques.

Pues ni cortos ni perezosos nos levantamos y nos dirigimos a la carretera A-319 P.K. 48,800 donde se encuentra el centro de visitantes La Torre del Vinagre. Para los más despistados como yo, esto se encuentra en el Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.

Frente al centro de visitantes sale un camino que te lleva hasta la piscifactoría, la cual aprovecha el caudal del Río Borosa antes de desembocar en el Río Guadalquivir.


Llegamos al parking y comenzamos la ruta que serpentea junto al río. La verdad que es una ruta apta para grandes y pequeños, ya que se puede realizar el recorrido completo o regresar desde donde se quiera.

    

Comenzamos el paseo por un sendero ancho dejando a la derecha el río y cuya distancia es de unos 3 km hasta llegar al Puente de los Caracolillos.


    



A partir del Puente de los Caracolillos el río se nos queda al lado izquierdo durante un rato e iremos cambiando de orilla varias veces hasta llegar a la Cerrada de Elías.


    
    




La Cerrada de Elías es la parte más interesante del recorrido, al tratarse de un encañonamiento natural del río y la que se atraviesa por una pasarela pegada a la pared que se sitúa a la derecha del río. Pasado la Cerrada habrá que sumarle un kilómetro más a lo que llevamos recorrido.



Yo personalmente recomendaría que los que vienen con niños pequeños regresaran desde este punto, ya que para ellos supongo que se hará algo más pesado el resto de la ruta. Pero es sólo un consejo. 
Tras lo dicho, continuamos por el camino marcado hasta llegar a la Fuente de Huelga Nidillo que se encuentra a un par de kilómetros de la Cerrada.


Desde donde se sitúa la fuente la ascensión hasta la Central Eléctrica del Salto de los Órganos se hace algo más intensa, sin llegar en ningún momento a ser difícil. Pero nosotros hicimos una pequeña parada disfrutando del río y tomando una barrita energética por si acaso. Jejeje.


Una vez retomadas las fuerzas seguimos paso legionario, poco a poco hasta nuestro destino, disfrutando del paisaje que nos brinda el río surcando por la zona.



Poco antes de llegar al final del sendero nos encontramos con nuestras amigas, bueno amigas de todo aquel que les daba algo de comer. Jajaja. A la vuelta vimos como atacaban a un pobre grupo de muchachos y muchachas que huyeron despavoridos entre risas y gritos. Pero menos mal que estaba el encantador de cabras en la zona. Jajaja.


Por fin llegamos a la Central Eléctrica del Santo de los Órganos que se sitúa a unos 8 Km desde que comenzamos el recorrido. Y como reza en el cartel coincide con el final del Sendero. Junto al cartel hay una fuente, pero con esto del COVID, como que no nos atrevimos a beber de ella, pero fresquita estaba un rato.


A partir de este punto la cosa se complica un poco más, ya que el sendero se convierte en un camino de cabras, jejeje. Continuamos algo más de un kilómetro y vimos una cascada que salía de nuestro lado izquierdo, y tras preguntar a un par de senderistas más decidimos darnos la vuelta para buscar un sitio y relajarnos. Pero esta parte del recorrido hasta llegar a los Saltos de los Órganos, la Laguna de Aguas Negras y el Nacimiento del Río Borosa lo dejamos para la próxima ocasión que vengamos con María y Jesús.

        

Durante nuestro regreso en busca de un lugar idílico para comer algo, aprovechamos en ayudar a las cabras a comer algo recolectando los higos, bellotas y frutos salvajes que se encontraban fuera de su alcance en los árboles. Pero buscando y buscando encontramos varias parras salvajes de las cuales cogimos un par de racimos de mini uvas negras que estaban riquísimas de sabor.



Después de disfrutar de unas viandas en un lugar como este y con buena compañía, retomamos el camino de vuelta porque aún nos quedaba camino de vuelta, ya que lo mismo que se anda para un lado hay que deshacer de regreso. Pero no hagáis como nosotros, que volvimos por el mismo sito desatendiendo a las indicaciones del cartel que supuestamente daban una alternativa de regreso para evitar cruzarse con la gente por motivos del COVID. Pero dicho despiste nos sirvió para hacer las últimas "retratauras" del río.



En los últimos kilómetros de regreso el tiempo cambió dramáticamente empezando a llover poco a poco y que si nos demoramos un poco más podría ser que nos hubiésemos mojado más de lo esperado. Pero antes de huir hacia Córdoba, hicimos una parada en uno de los chiringuitos-bares que hay antes de regresar a la carretera para tomar un café.


La verdad que es una pena que el día cambiara tanto, lo cual nos dejó un poco esta cara, ya que el regreso por la A-319 y posteriormente la A-6202 es digna para disfrutar del entorno y de las vistas que hay del Pantano del Tranco, el cual a causa de las pocas lluvias tenía peor aspecto de lo que recordábamos. 

    

    

Pero lo peor nos lo íbamos a encontrar al llegar a la localidad de Andujar, donde nos cayó una tromba de agua que hacía inútil el uso de los limpia parabrisas. Pero como siempre hay que ver el vaso medio lleno, este agua viene bien para llenar los pantanos y para que poco a poco el color marrón amarillento del campo se vuelva en verde de vida.

Pues con esta salida se terminó nuestro mes de Septiembre y nuestras vacaciones, así que habrá que buscar otra escusa para salir o dar una vuelta.

Os mando un abrazo fuerte y espero que os cuidéis hasta la próxima salida.

P.D. Y no quiero dejar de darle las gracias a Chus, jejeje, que ahí está siempre para mis planes de última hora, sin preparar nada y sin saber ni a donde la llevo.
 










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