EL GATO PIJI EN ALEMANIA (XIV)

Día 14.- Un lago, tres países.

Segundo día de bajada. Tras nuestra comprobación diaria continuamos disfrutando de las maravillosas carreteras secundarias del país germano, que en esta ocasión nos adentraba en la "Selva Negra".

Entre pueblecito y pueblecito, de repente nos encontramos con un reloj de Cuco gigante, que invita a que el viaje haga un alto en el camino para sacarse una foto y asombrarse por un momento.

Este reloj gigante es el preludio de lo que nos encontraríamos en "Triberg" y posteriormente en "Schonach".

En "Schonach" se encuentra el primer reloj  de cuco gigante construido y que funciona. Aunque no tiene desperdicio la casa que hay junto al reloj donde está la roomba corta césped con su propia casa.

 Hubo un momento que creímos que nos íbamos a mojar, pero sólo fue un sustillo.

Continuando hacia el "Bodensee" el paisaje y el clima fue cambiando, por suerte a mejor. Constanza es una ciudad alemana que hace frontera con Suiza y que está a orillas del "Bodensee". Éste es un lago inmenso con una superficie de 536 Km2 y cuyas orillas pertenecen a tres países diferentes (Alemania, Austria y Suiza).

Pero antes de llegar paramos a comer en un restaurante italiano llamado "La Cucina" (https://www.lacucina-konstanz.de/) situado en un polígono industrial antes de llegar a Constanza.

Y con toda la tarde por delante, aprovechamos para visitar Constanza, esa ciudad fronteriza con Suiza pero que pertenece a Alemania. Hay que reconocer que su casco histórico es muy bonito de visitar.

Como todas las ciudades importantes europeas os encontraréis una catedral de belleza excepcional tanto en su exterior como en su interior.

A parte del arte religioso también nos encontramos con el arte callejero, que muchas veces es igual o más impresionante. Y si a eso hay que sumarle las bellezas de dos ruedas que nos encontramos.

Después de un buen rato, aunque muy caluroso, decidimos irnos al hotel que se encontraba en la localidad de "Friedrichshafen". En esta ocasión pasamos la noche en el "Gasthof Rebstock" (https://gasthof-rebstock-fn.de/), donde lo único malo fue subir todo el equipaje hasta la tercera planta por las escaleras. Jejeje.

Cambio de indumentaria, zapatillas para andar y nos dirigimos a visitar algo antes de comer. Compramos algo en un super e hicimos caso a lo que pudimos leer en un cartel "Párese aquí, Tome una cerveza". Eso hicimos, nos sentamos en uno de los jardines del pueblo frente al "Bodensee" para disfrutar de las vistas que nos ofrecía el entorno. Desde esta orilla del lago se podían ver las montañas nevadas de Suiza, que se erguían en la otra orilla.

Seguimos nuestra visita y subimos a una torre que hay junto al lago, desde donde se pueden hacer unas instantáneas estupendas de "Friedrichshafen". Oteando desde la cima nos percatamos del "Museo del Zeppelin". Fue en ese momento cuando nos enteramos de que esta población es la sede de la compañia de aeronaves Zeppelin. De hecho el monumento al Conde Ferdinand Von Zeppeling nos debía haber dado una pista... Que despiste.

Decidimos sentarnos en uno de los bares aledaños al lago y disfrutar el ambiente, pero nos parece que nos sentamos en el equivocado. Ni la comida era lo que se esperaba ni la atención por parte de la camarera era el más adecuado. Disculpad, pero no nos quedamos con el nombre. Lo único bueno fue la compañia y poder disfrutar de unas viandas junto al lago con una cerveza. Jejeje, bueno alguna. 

Dimos un paseo por el entorno antes de regresar al hotel y disfrutar un poco más del lugar, encontrándonos con una fuente muy curiosa.

Pero la curiosidad del día la vimos poco antes de llegar al hotel. Así que a todos mis amigos que conducís un tanque, tened cuidado con el radar. Jejeje. Que vais "Tó Locos"...