Día 1.- Comienza el viaje.
Nos levantamos después de una tarde ajetreada preparando las maletas del viaje, ya que la preparatoria del mismo había brillado por su ausencia.
Cuatro paradas fueron las que necesitamos tanto para repostar a KaTY como para matar nuestra gusa y donde la versión española de las galletas de la fortuna enriquecían nuestro conocimiento.
El paisaje amarillo por la falta de lluvias y la cercanía del verano nos acompañaron durante todo el camino. Una pena, pero contrarrestaría con el paisaje que nos esperaba en la ruta que Vitín nos pasó semanas anteriores.
Por la Comunidad Valenciana nos encontramos con varias esculturas que llaman la atención a los viajeros y que destacan en el paisaje, como lo hace el "Circuito de Cheste".
Pido disculpas de antemano a mis amigos de "Roda de Bará" por pasar de largo y no parar a saludar, pero es que el tiempo se nos echaba encima y no había para más. Al pasar por el arco mi mente traía recuerdos bonitos de esos días que pasé en dicha localidad.
Nuestro ayudante de navegación, "Google Maps", paso a paso nos daba indicaciones para llegar a nuestra primera meta. Pero por lo visto tiene que ser amigo del Navigator de Benito, ya que nos perdió un poco en Barcelona antes de llegar a Santa Coloma de Gramanet o "Santaco" para nuestro anfitrión.
Por fin, en una esquina de una calle, observamos a un señor con zuecos haciendo aspavientos e indicándonos que podíamos estacionar a KaTY junto a su motocicleta. Si, era Vitín, al que se le notaba la alegría de ver a dos cordobeses en moto que iban a pasar lo que quedaba de día contando anécdotas y chascarrillos junto a él.
Soltamos las maletas y lo primero fue brindar por el reencuentro con unas cervezas y un nestea en uno de los bares aledaños. Después llevamos a KaTY para que descansara y nosotros nos dirigimos a cenar en un restaurante llamado "Santa Lola" (http://www.santalola.es), donde degustamos unas sabrosas hamburguesas junto a unos dados de brie rebozados con salsa de frutos del bosque y postre. Nuestra camarera asignada nos recomendó la tarta de queso, un coulan de chocolate y un brownie de chocolate.
Local recomendado al 100% tanto por la calidad de la comida como por el trato recibido por parte de los camareros, los cuales nos atendieron con gran rapidez y simpatía.
Regresamos a casa de Vitín donde nos obsequió con su libro "El despertar del motoviajero" (http://www.vitinworoldtour.com/store/p1/EL_DESPERTAR_DEL_MOTOVIAJERO.html) así que ya me ha mandado deberes para el viaje jejeje... Y para rematar nos hizo un pase privado de su última charla, dejándonos boquiabiertos con los vídeos, imágenes y charlas.
Con el día ya "deshilachado" nos fuimos a la cama reventados de tanta moto y deseando que llegase el segundo día y continuar con el viaje.
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